Feliz año 2007

Yo te deseo feliz año 2007.

Que aproveches cada uno de los días que se te presenten y que seas lo más feliz posible en ellos, que tu vida sea unos fuegos de artificio constantes, destellos de colores que alegren a quién te contemple. Si, ya sé que es ardua y difícil tarea pues siempre habrá momentos en los que tendremos que llorar, pasando más de una noche en vela sin estrellas ni hermosas lunas que nos cobijen. Pero, estimada amiga, querido amigo, ¡365 posibilidades nos llegan impolutas!; tendidas en la mano del calendario no podemos dejar de tomarlas y hacer uso de ellas exprimiéndolas de la mejor forma posible, errando de nuevo, acertando en ocasiones, aprendiendo, creciendo… En definitiva, viviendo.
Hoy hago uso de este blog para brindar por ti, para que sigas ahí, para que me cuentes tus cosas, para poder contarte yo las mías, para aprender juntos, para quejarnos, para sonreír de nuevo y llorar de alegría por las cosas bonitas que nos pasan o simplemente para tendernos juntos esos ojos invisibles que leen, que están detrás de nuestros plasmados gritos, que opinan, sueñan y que comparten modestamente los màs profundos sentimientos.
Dentro de unas horas este blog va a proceder a una gran quema de fuegos artificiales para ti, simbolizando el descorche de este nuevo año 2007, un nuevo año que tocará ir bebiendo así, poco a poco, deseándote siempre lo mejor, es decir…. aquello que está por llegar.

Compartir sentimientos

“El deseo de compartir los sentimientos

es una necesidad espiritual

de todos los seres humanos”

(Wen hui. "Shanghai Baby")

El séptimo planeta fue la Tierra...

“¡La Tierra no es un planeta cualquiera! Se cuentan en él ciento once reyes, siete mil geógrafos, novecientos mil hombres de negocios, siete millones y medio de borrachos, trescientos once millones de vanidosos, es decir, alrededor de dos mil millones de personas mayores.”

("El Principito". Antoine Saint Exupéry )

Realidad o Sueño

“It’s hard to tell that the world we live in is either a reality or a dream.”

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Imagen: Gregory Colbert
Texto: Película “La boda del monzón”

Recordando lugares

Camino al desierto arranqué esta instantánea marroquí que tanto me gusta, quizás por su naturalidad, por la sencillez de su bello paisaje o por la sorprendida mirada de la niña de la bicicleta. El caso es que me coloca otra vez en aquel lento mini-bus lento y destartalado, haciéndome sentir de nuevo el calor del viaje, volviendo a mis retinas todas aquellas imágenes que sucedían a ritmo de kilómetros. Y es que los viajes no se acaban con la vuelta a casa. Más bien comienzan en ese momento.

(Foto: Namasté)

Duelo

Con mis cejas elevadas y desde el otro extremo de la barra, le vi entrar acompañándola.
-¡¡Válame dios, si es alto el espadachín malvado!!, me dije a la vez que agarraba mi espada rabiosamente tensionándome y mordiéndome los dientes bajo mi falsa sonrisa dibujada.
Cada paso que daba al acercarse hacía retumbar las paredes de aquel tugurio ruidoso lleno de alcohol, humos y conversaciones no tan secretas. Al menos retumbaban las de mi cabeza pues el resto de clientela no sentía la presencia de aquel gigantón descomunal que desprestigiaba la belleza que le acompañaba y que no era otra que mi dulce amor y sus grandes y brillantes ojos, siempre deslumbrantes ante los míos.
Bastó media hora de su ingrata compañía, una cerveza y un licor más fuerte para sedarme mentalmente envalentonándome para retarle a un duelo en pleno establo con la excusa de ser contrario a sus impertinentes conversaciones. La intención final no era otra que alejar de mi vista su media estampa, que otra no tenía, evitar que me hirviese más la sangre y que me ardiese el alma en vida por tan desproporcionada escena.
¡Poderoso cretino!, ¡no te la mereces por más altanero que parezcas!, pensé al despedirse. ¡Sal por la puerta que será mejor para la poca reputación que tendrás ganada a fuerza de estatura que no por bondadoso!; los ojos siempre delatan a uno por más que vengan disfrazados de galanes caballeros. ¡Buena elección la tuya!. Espero no cruzarme contigo jamás…
¡Adiós amor!. Aquí abandono mi otra lucha, la que bate mi corazón y mi pensamiento al anunciarte cada mañana cuando me levanto… Alta vida para ti ahora y siempre, que no puedo por más que quiera dejar de desearte felicidad, aunque sé que nunca alcanzarás la que hubieses poseído a mi lado, pues yo te lo hubiese dado... todo.