Un libro, un mundo...
"Un libro podía contener todo un mundo. Mientras los ojos recorrían los signos negros sobre el papel blanco, el espacio se agrandaba, las puertas de las casas, de las ciudades, de las vidas, comenzaban a abrirse. Los caminos, la luz macilenta de la lámpara que alumbra la noche, el mar, las algas, los peces, los barcos, el ruido que hace una flor al abrirse, un pájaro al volar, los recuerdos, los objetos, los cofres misteriosos, todo, todo podía caber en un libro. El rostro del moribundo, del viejo, del recién nacido, de la mujer durante el amor, el suspiro de los afligidos, de los risueños, de los necesitados, las avenidas, los árboles, las estaciones podían llenar un libro. Leyendo, se podían conocer los incendios, las destrucciones, el crecimiento, la metamorfosis de las ciudades, las puestas de sol y las canciones, el alejamiento de las estrellas, la inmensidad de los mares, el precio de la tierra…En un libro podían encontrarse seres en el momento de su nacimiento, en el de su muerte, lidiando con el amor, la guerra, la desdicha, y también hermosas, muy hermosas mujeres. Bastaba extender la mano y coger un libro para olvidar. Para olvidar y recordar."
(Nedim Gürsel.- "La primera mujer")