lunes, agosto 28, 2006

Un libro, un mundo...

"Un libro podía contener todo un mundo. Mientras los ojos recorrían los signos negros sobre el papel blanco, el espacio se agrandaba, las puertas de las casas, de las ciudades, de las vidas, comenzaban a abrirse. Los caminos, la luz macilenta de la lámpara que alumbra la noche, el mar, las algas, los peces, los barcos, el ruido que hace una flor al abrirse, un pájaro al volar, los recuerdos, los objetos, los cofres misteriosos, todo, todo podía caber en un libro. El rostro del moribundo, del viejo, del recién nacido, de la mujer durante el amor, el suspiro de los afligidos, de los risueños, de los necesitados, las avenidas, los árboles, las estaciones podían llenar un libro. Leyendo, se podían conocer los incendios, las destrucciones, el crecimiento, la metamorfosis de las ciudades, las puestas de sol y las canciones, el alejamiento de las estrellas, la inmensidad de los mares, el precio de la tierra…En un libro podían encontrarse seres en el momento de su nacimiento, en el de su muerte, lidiando con el amor, la guerra, la desdicha, y también hermosas, muy hermosas mujeres. Bastaba extender la mano y coger un libro para olvidar. Para olvidar y recordar."
(Nedim Gürsel.- "La primera mujer")

lunes, agosto 21, 2006

Recuerdos marinos


Tengo una sombrilla de cuando era pequeño que todavía llevo a la playa. Arrinconada en una esquina del garaje, hace dos años que le vuelvo a dar vida y la expongo al sol en mis veranos. Recuerdo aquellos tiempos de infancia al pie de mis padres, con aquellos bañadores de rizo que siempre estaban empapados. Me vienen aquellas tardes que junto a mi hermano le rogábamos a mi madre visitar la arena hasta que la convencíamos. Recuerdo los castillos de arena tantas veces creados, los baños incansables a orillas del mar y los agujeros que nunca se llenaban con nuestros interminables cubos de agua. Recuerdo las pelotas, los rastrillos, las toallas, las dunas y los saltos. Me sentía volar por encima del mar…

miércoles, agosto 16, 2006

Las cuentas de la vieja


Me paso la vida haciendo cuentas. Tanto de factura, cuanto de ingresos, sempiterna hipoteca, dinero gastado, resto de saldo, suma y sigue, continuo restando, albarán sin contar, cuenta de la vieja, nuevo extracto bancario, no me llega, ahorro deficiente, impuestos, menos por más...
Me lo tomo con filosofía. Es el juego que me toca pagar por estar en este lado del mundo; aquí estoy, esto es lo que hay. No juego al “tanto tienes tanto vales” porque no me gusta perder siempre. Juego a hacer números, al sudoku contable que me enreda y me enreda para ver si resuelvo el mes con alegría.
Me paso la vida haciendo cuentas.

Dinero que viene y va,
monopoli virtual,
compras innecesarias,
alquiler de personalidad,
ambiciones sin límites,
quiero más y más,
tengo, tengo, tengo y tu no tienes nada, pero…

…¿Acaso se compra la felicidad?

lunes, agosto 07, 2006

La fragilidad de las cosas

Cuando juego me gusta pensar que soy el dominador del mundo, el más grande creador del universo. Tomo mis pompas de jabón y pienso que son frágiles y cristalinos planetas flotando en el éter espacial. Caprichoso, las pongo a merced del viento cuando soplo sin apenas hacer fuerza y así dan vueltas y vueltas hasta que la gravedad las abandona en el suelo. Para entonces mis manos ya han creado otros planetas y, a la vista de mis ojos, las abandono al aire dando un pequeño giro de muñeca. Soy el hacedor más majestuoso y aún así no logro controlar todo lo creado; algunos de mis preciosos satélites explotan antes de que les llegue su final. Comienzo a darme cuenta así, de la fragilidad de las cosas.

miércoles, agosto 02, 2006

Metáfora

Vale, lo busco en el diccionario.

1. Tropo que consiste en trasladar el sentido recto de las voces a otro figurado, en virtud de una comparación tácita;
2. Aplicación de una palabra o de una expresión a un objeto o a un concepto, al cual no denota literalmente, con el fin de sugerir una comparación (con otro objeto o concepto) y facilitar su comprensión.

Pero tú dime, mi amor. Si yo quiero darte mi vida entera, quererte más que nada en este mundo, envejecer a tu lado y contemplar esos ojos cada uno de mis días. Si la energía me desborda, el corazón no me deja dormir, si no quiero perderte, si humedeces mis ojos de felicidad ¿qué metáfora puedo poner a esto?
Porque yo no quiero comparaciones, alegorías ni sentidos figurados. Ayyy, dime tú, amor… si en lo nuestro cabe lo metafórico, que yo quiero decírtelo de forma que todo sea tan real como un pellizco.

Te daré mi corazón
Te daré mi vida
Te daré mi alma perdida