Odiamos los cambios. Somos animales de costumbres y de rutinas, amantes de lo estable, cómodos por vagancia, reacios a lo nuevo. Sin embargo, los cambios suceden permanentemente en nuestra vida, unos obligados y otros no tanto. Bien cierto es que muchos de ellos no son bien avenidos por presentarse de una forma drástica o inesperada, firmes y tajantes. El tiempo pasa a ser nuestro mejor sedante y compañero, ayudándonos a recuperar ese camino rutinario que nos daba la calma, la paz, el sosiego.
Pero también existen esos otros cambios ilusionantes, los que traen novedades, incertidumbres, los que dibujan futuro, los motivadores, los que conducen a túneles anaranjados por los que nunca pasamos antes… ¡Atravesemos!,¡modifiquemos la ruta!. Sigamos adelante por caminos cambiados pues cambio....es lo que somos todos.