
Que maravilloso es el mar.
Salitre embriagador que inunda mi olfato, olas que juegan a dejarse llevar, barcas colándose en la densa niebla, miradas incansables hacia un infinito horizonte, glaciar líquido que ofrece nuevos puertos.
Allá muevan feroz guerra
ciegos reyes
por un palmo más de tierra,
que yo tengo aquí por mío
cuanto abarca el mar bravío,
a quien nadie impuso leyes.
(Texto: José de Espronceda. “Canción del pirata”)