De pequeño, en el pueblo
Filín era aquel chico con el que me pegaba en el pueblo a pedradas. Yo no recuerdo por qué nos llevábamos tan mal pero si lo hago metiéndome a toda velocidad dentro de la puerta de mi abuela para cubrirme de las piedras que aquella fiera me lanzaba. Yo salía a ráfagas para darle mis respuestas mientras recargaba la munición entre sus manos. Cuando volvieron mis padres y mi hermano a por mí ya era un experto en lanzar cantos a distancia.
El pueblo ahora parece haber cambiado. O quizás lo haya hecho yo, ya que por aquel entonces contaba sólo con cinco añitos. En el húmedo norte cogía muchos catarros y por prescripción médica me llevaron junto a mis abuelos a saborear la experiencia de un mundo castellano durante todo un año académico.
Aquel día me levanté por la mañana y mis padres y mis hermanos ya se habían ido dejándome un cochecito entre mis manos para calmar mis llantos.
Quiero recordar ahora todo aquello, mientras pedaleo lentamente por estas calles desoladas, sin apenas gente, quietas y silenciosas. Como cuadro de aquellos recuerdos intento recuperar ciertas sensaciones y me viene junto a ellas la de angustia, esa angustia que la propia reflexión proporciona, la de esa inquietud por el veloz paso del tiempo.
El pueblo ahora parece haber cambiado. O quizás lo haya hecho yo, ya que por aquel entonces contaba sólo con cinco añitos. En el húmedo norte cogía muchos catarros y por prescripción médica me llevaron junto a mis abuelos a saborear la experiencia de un mundo castellano durante todo un año académico.
Aquel día me levanté por la mañana y mis padres y mis hermanos ya se habían ido dejándome un cochecito entre mis manos para calmar mis llantos.
Quiero recordar ahora todo aquello, mientras pedaleo lentamente por estas calles desoladas, sin apenas gente, quietas y silenciosas. Como cuadro de aquellos recuerdos intento recuperar ciertas sensaciones y me viene junto a ellas la de angustia, esa angustia que la propia reflexión proporciona, la de esa inquietud por el veloz paso del tiempo.
13 Comments:
El viaje al pasado, con los recuerdos como equipaje de mano, transcurre siempre entre la alegría de revivir emocionalmente los susurros, risas y vivencias; y la nostalgia dolorosa de ver que todo aquello es irrepetible. La vida así lo prescribe.
los recuerdos surgen como chispazos despertanto emociones y recuerdos dormidos....
a pedradas? uf... eso sí es aprender rápido ;)
El pueblo cambió, tu cambiaste... todo cambia. Y cómo decía no sé muy bien quien, todo pasa, todo queda.
Namasté!
un abrazo fuerte!!!
Recibir una pedrada, aunque sea de niño, despierta a uno rápidamente a la dureza de la vida, y a que hay que responder sin muchos miramientos.
Aún conservo una hermosa cicatriz en mi ceja derecha de un episodio bélico similar al que describes. Fué en el río Arlanzón, Burgos, verano del año 1969.
Salud
El implacable paso del tiempo que no podemos evitar. Mantengamos los recuerdos pero no dejemos nunca de mirar hacia adelante. El teimpo pasa, sí, pero siempre puede ser mejor.
Un besito antes de mis vacaciones
Hola soy Joselyn saludos especial de Perú, me encantó el contenido, Hoy estoy de descanso, hasta pronto. Un abrazo de amistad.
En la ciudad donde crecí de niña, hacíamos lo mismo, pero de perfecto acuerdo, y jugabamos hasta que alguno salía lastimado xD
Que lindo recordar esas épocas :)
recuerdos y nostalgia.
que lindo!
un beso y un abrazo con cariño.
Los recuerdos me invaden por dentro cuando leo algunos blogs como el tuyo
Abrazos
ains... que no te imagino yo tirando piedras, eh? ya te vale...
volver y recordar... porque habia sensaciones que enterramos y que solo en ciertos lugares reaparecen... a veces es bueno reencontrarlas...
besitos a miles
Saludos Namaste
Creo que es primera vez que vengo y me encontré con tus recuerdos, resucitando lo vivido
Un beso
Natasha
La nostalgia de tiempos pasados cuando todo parecía más sencillo o más claro y el paso del tiempo, inexorable...Carpe Diem!
Besos !!!
debías ser un niño gracioso
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